Recuerdo que hubo una noche que mi mamá salió con sus amigas y me prohibió quedarme despierta hasta tarde. Como buena adolescente rebelde, no le hice caso y me puse a ver televisión hasta altas horas de la noche.
Ese día en específico recuerdo que había bastante aire por lo que escuchar ruidos por todos lados no era nada de extrañarse. Recuerdo que mi perrito estaba conmigo en la cama, él siempre ha sido muy nervioso y se mantiene alerta ante cualquier situación.
Hubo un momento de la noche en el que mi perrito saltó abruptamente de la cama y le empezó a ladrar al espejo, soy bastante escéptica, pero acepto que eso me asustó un poco. Luego de un par de minutos, paró de hacerlo; asumí que se había alterado por su propia imagen en el espejo.
Pero no todo fue tranquilidad... al rato, escuché tres golpes claros en la puerta de la habitación y, como era de esperarse mi perro saltó a ladrar. Me asusté más por el hecho de que podría ser mi mamá y me iba a regañar por desvelarme, así qeu empecé a llamarla, pero nadie contestó.
Me asomé con cierta desconfianza a la puerta y no había nadie. Los nervios o, más bien, el miedo me llevaron a apagar todas la luces, cubrirme con las sábanas y esperar a quedarme dormida.
Al siguiente día, le pregunté a los miembros de mi familia si alguno de ellos había tocado la puerta d ela habitación, ello me dijeron que no. Pero yo se que escuché esos tres golpes con mucha claridad... por lo que solo me puedo preguntar ¿quién tocó la puerta?